Recientemente ha salido a la luz una campaña nacida en Facebook, que tenía como objetivo penalizar los resultados de los partidos de izquierdas en las elecciones de este domingo pasado. Como origen de esta información, se ha localizado como responsables de esta campaña a personas vinculadas con el Partido Popular. Esta publicidad con carga política fue recibida por varios millones de usuarios de la red social, quienes ya sea por azar, por trabajo o por reenvío viral del contenido por parte de otros usuarios, se convirtieron en público potencial sin ni siquiera ser conscientes de ello, y sin saber que detrás de esa publicidad no se encontraban personas individuales, sino que se trataba de un movimiento político.

Una vez destapada la noticia, el Partido Popular se desentendió de los millones de euros invertidos en dicha campaña, atribuyendo la responsabilidad a personas implicadas de forma individual. A su vez, Facebook se justificó diciendo que la plataforma no hace una valoración crítica de sus anuncios, dejando el juicio de los mismos a los propios usuarios.

Hace algunas semanas, el CEO de Facebook, Zuckerberg, recoció en la Cámara de Representantes de Estados Unidos, que Facebook no garantiza la veracidad de la información política que se publique, y mantienen que el filtro de calidad no lo debe realizar la propia red social, sino que se permite un libre debate de ideas en democracia.

Este argumento no resulta muy sólido teniendo en cuenta que Facebook segmenta su publicidad según el perfil del usuario y que los mensajes pueden enviarse a un grupo u otro en función de la edad, región, sexo, o intereses. Según esto unos grupos u otros serás más susceptibles de contrastar dicha información con otras fuentes o incluso incapaces de hacerlo.
El problema de las noticias falsas o poco rigurosas es que se hacen virales rápidamente, también por el posicionamiento en Google, lo que hace que se encuentren en los primeros resultados de búsqueda y que se difundan por todo tipo de redes sociales y medios.

Una aplicación para saber si estás en la «friendzone»

La inteligencia artificial no es solo cosa de grandes empresas tecnológicas y de la NASA. Mei, es la nueva aplicación que utiliza la inteligencia artificial para analizar las palabras y expresiones que se utilizan en las conversaciones de mensajería instantánea como Whatsapp, para ofrecerle al usuario una estadística sobre las intenciones de esa persona. La aplicación se basa en un algoritmo para determinar si la persona al otro lado de la pantalla esconde algún secreto, si manifiesta altos niveles de enfado, o por el contrario, si está interesada de manera afectiva.

El posicionamiento natural de esta aplicación ha sido tal, que desde junio ya tiene más de 600.000 descargas y en breve llegará a España. Esta noticia ha generado cierta controversia debido a la protección de datos, ya que Mei, no sigue normativas europeas a pesar de tener acceso completo a toda la información almacenada en nuestras conversaciones. Es aún pronto por lo que habrá que esperar para ver si Mei decide ajustarse a la normativa europea antes de entrar en el mercado español.

: