La historia de la impresión es un tema de mucha riqueza y siempre hace referencia a la impresión de las palabras. No obstante, la impresión va mucho más allá de plasmar palabras en un papel, ya que en el mundo de la música y su historia también hay un gran recorrido de impresiones. En este post hablaremos sobre la historia de la impresión de las partituras y su evolución.
Historia de la impresión de partituras
Durante la historia, la impresión de palabras y partituras han ido siempre en paralelo y siempre han compartido avances, evolución y progresos. No obstante, la impresión de la música siempre ha sido un poco más compleja y difícil. Es por este motivo que la impresión de las partituras se ha desviado un poco de la impresión de las palabras. Antiguamente la música se plasmaba mediante la escritura cuneiforme durante la Babilonia del año 2000 a.C. Más tarde, en la Edad Media, la música se transcribía a mano e incluso se ilustraba, con imágenes y adornos de la naturaleza y los animales.
Impresión con tipos móviles
Durante el siglo XV la imprenta era el medio más común para reproducir textos. Sin embargo, la música seguía reproduciéndose mediante códices manuscritos. En esa época no existía una forma consensuada de producir partituras, ya que era muy difícil alinear notas en las líneas musicales o un texto debajo de ellas. La técnica habitual era imprimir las notas en una hoja sin líneas y dibujar las líneas a mano. Otra forma de plasmar la música en hojas era dibujar las notas en líneas ya impresas. Más tarde Ottaviano Petrucci creo un sistema de impresión de líneas, notas y textos.
Calcografía
En el siglo XVII llega la calcografía. El proceso consistía en plasmar las líneas, notas y texto mediante una plancha que contenía estos elementos. La plancha se llenaba de tinta y se estampaba encima del papel. Las planchas se diseñaban a mano mediante el uso de unas herramientas especiales: cinceles (para crear las partituras), burines elípticos y planos (para líneas y ligaduras) y punzones (para las notas).
Ordenadores
Los ordenadores suponen toda una revolución en todos los ámbitos y en el ámbito de la impresión de la música y su escritura, también. Hoy en día disponemos de tantos avances que podemos teclear, modificar, imprimir partituras, corregir, extraer fragmentos, etc. Esto es muy útil para adaptar una pieza musical a distintos instrumentos o cambiar la clave de una obra, por ejemplo.
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