El fundador de Facebook, Mark Zuckerberg, lo confirmó en pasado mes de abril: Facebook contará con su propia criptomoneda. Con ella pretenden cambiar todo el paradigma financiero internacional. Se llamará Libra y ya han constituido su sede en Ginebra (Suiza). Es allí desde donde se realizarán las operaciones económicas y quedará fijado el sistema de pagos.

Facebook pierde apoyo, logística y fuerza.

El problema para Facebook es que ha ocurrido una desbandada de empresas que, en un principio, iban a colaborar en el lanzamiento de Libra previsto para el 2020. Mercado Pago, Stripe, eBay, Booking, PayPal, Visa y Mastercard se han bajado del carro. Han salido de la Asociación Libra, al manifestar sus inquietudes por las exigencias de las entidades reguladoras.

Uno de los puntos más polémicos y delicados que han generado desconfianza en los inversores ha sido la privacidad de las operaciones económicas. También el tema de las garantías que va a ofrecer Libra a gobiernos y entidades económicas de evitar y repeler toda actividad de lavado o blanqueo de capitales e incluso terrorismo.

La falta de transparencia en la criptomoneda

Legisladores y reguladores han criticado la falta de transparencia de Facebook y demandan más información a todos los niveles. Estos lobbies están ejerciendo presión para que su aparición no haga temblar el sistema financiero global. Algunas voces importantes señalan que podría tener influencia negativa en el valor del euro y del dolar.

Facebook ha restado importancia a la deserción de patrocinadores y ha asegurado que en los próximos meses formalizará la entrada de varios miembros a la Asociación Libra. Esto proporcionará solidez al proyecto. Mark Zuckerberg ha asegurado que la nueva criptomoneda cumplirá con todas las leyes internacionales y potenciará el flujo económico mundial. David Marcus, el encargado de materializar el proyecto Libra, no duda que conseguirán los apoyos suficientes para que el próximo año la critodivisa esté funcionando en todo el mundo.

El riesgo

Pese a la confianza de los magnates de Facebook, surgen críticas desde muchos y diversos sectores, desde legisladores plenamente conservadores (y autárquicos) que temen una caída importante de la economía mundial, a movimientos anticapitalistas que piensan que Libra debilitará la soberanía de los Estados y potenciará todo tipo de irregularidades económicas. También las asociaciones de consumidores han expresado sus dudas: entienden que Libra debe garantizar a las personas que operen con ella que no se especulará con su dinero ni existen riesgos sistémicos.

En el otro bando se sitúan los liberales económicos y los 21 miembros que a día de hoy respaldan el proyecto. Según ellos, Libra realizará una función democratizadora, otorgando la posibilidad de tener una cuenta con dinero a personas que no pueden tenerla hoy día, por un motivo u otro. También aseguran, que la criptomoneda reducirá los costes de operaciones económicas internacionales. Según ellos, el capital podrá fluir.

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