Ideas, creatividad, accidentes, patentes, inventores… Son los ingredientes principales para la creación y mejoría de las maravillosas máquinas sobre las cuales te hablaremos hoy y que han hado un giro de 180º al mundo de la impresión. A lo largo de la historia, tras el invento de Gutenberg han ido apareciendo nuevas máquinas que ayudaron a darle forma a lo que actualmente conocemos como el mundo de la impresión. En este post hablaremos sobre ellas.
La rotativa
La rotativa, una máquina con unos rodillos enormes, se inventó en el siglo XIX con un objetivo muy sencillo: sustituir las superficies planas con las de los cilindros. Te preguntarás el por qué de este cambio, que fue tan necesario. Con este innovador método la impresión se hacía de forma mucho más rápida y ágil. La impresión se convierte, con esto, en un proceso más industrial, mucho más rápido. Con esta máquina se conseguía una velocidad de impresión de 300 a 1100 hojas por hora y actualmente una máquina como esta puede llegar a más de 60 000 copias por hora.
Máquinas de impresión sobre papel
No obstante, antes de la rotativa se inventó la máquina de impresión offset y sin ella no podría haber sido posible. Esta máquina, con tres cilindros, fue creada por accidente, ya que su inventor quiso imprimir algo y se le olvidó meter el papel en el caucho del cilindro. La imagen se quedó impresa en el caucho del cilindro y el resultado fue una impresión de más calidad y definición. Así es como surgió la impresión del caucho al papel. A partir de este accidente fortuito, Rubel Washinton (el inventor) puso en marcha esta técnica.
Linotipia
Desde el siglo XV hasta el siglo XIX los editores trabajaban a mano, clocando carácter tras carácter para formar los textos que iban a imprimir. Después de construir el texto, este se entintaba y se mandaba a imprimir. Tras la impresión, se debía descomponer la página para imprimir una nueva. Para convertir este trabajo en uno más sencillo se inventó la linotipia. La linotipia fue una máquina con un teclado. Cada tecla que pulsaba para escribir liberaba una matriz con esa letra. La matriz caía sobre la línea de texto. Después de completar la línea, esta circulaba por la máquina hacia otro punto, donde se vertía metal fundido en las matrices. Estas letras se entintaban y se utilizaban a modo de plantilla, para imprimir varias copias.